Ya saben que madre bebe los vientos por todos los de mi especie, el lobo la apasiona especialmente y es que, se crió llorando porque la dejaran ver "El Hombre y La Tierra", a esa tierna edad, vio también su primer lobo, pasando, a unos cien metros, no volvió a ver más hasta los veinte muchos. Ahora, alguna vez se va a ver lobos, de lejos, en las estibaciones de los montes que ven transcurrir nuestras vidas, nunca me lleva y es que madre aunque lo adora, lo teme, y sabe que Lobo no es familiaris.
Tenemos en los los páramos de nuestra zona una veneración ancestral por Lobo y uno de los homenajes que todavía se le rinden es a los Lobos pardos Pasantes del Pendón de Osórez, señor de Villalobos que, liberó a los reinos cristianos del tributo de las 100 doncellas en una de las más cruentas batallas de la Reconquista y tiñó de rojo los lobos, en recuerdo de la sangre derramada.
Ayer fuimos al desfile donde se pasea una réplica del Pendón y en su Arqueta de tres cerrojos que data del 1750, se llevan a la Catedral, los restos del que donaron los descendientes de Osórez en el S. XV a la Ciudad.
Réplica del Pendón Original
Arqueta Conteniendo Restos del Pendón que es Recibido en Nuestra SAI Catedral con Honores de Capitán General
Yo, en ocasiones, aúllo, añorando quizá, esa libertad de los Canis Lupus exentos del familiaris. Pero por lo general, ladro, que es un lenguaje mucho más civilizado.