Es una alegría grande saber que mamy es una patosa para el ganchillo y el punto, si fuera habilidosa, Dios no lo quiera, podríamos acabar como el perrito de Ravelry:
Todos los días por la mañana, mamy da a Tizón y a Marlene un bocadillo, a nosotras no nos da, sólo el pienso por la noche, dice que ellos, como son labriegos de la huerta tienen que almorzar. ¡¡Qué morro!!