jueves, 21 de enero de 2016

Espartanas


A nosotras también nos gustaría haber ido a cazar y encontrarnos con Hércules y con Cadmo... Mamy nos llama espartanas por la mañana, cuando salimos anunciando nuestra presencia a todo ladrido:


TESEO.-Vamos, que uno de vosotros busque al guardabosque. Ya hemos cumplido nuestros ritos; y como aún estamos en la vanguardia del día, quiero que mi muy amada oiga el concierto de mis lebreles. Soltadlos en el valle occidental, digo, y traedme al momento al guardabosque. Ahora vamos, bella reina, a la cumbre de la montaña, y desde allí prestaremos oído a la confusión armoniosa de los perros y del eco reunidos.

HIPÓLITA.-Cierto día me encontré con Hércules y con Cadmo, cuando cazaban osos en un bosque de Creta, con perros de Esparta. Nunca he oído más alegre bullicio; no solamente la selva, sino también el cielo, las fuentes y todos los campos de las cercanías parecían confundirse en un mutuo acento. Jamás he oído disonancia tan musical, trueno tan armonioso.

TESEO.-Mis sabuesos son de raza espartana; tienen largas mandíbulas y rufo el pelo; sus orejas colgantes barren el rocío de la mañana; las piernas arqueadas y una papada como los toros de Tesalia. Son lentos en perseguir, pero sus ladridos parecen tañidos acordados de campanas. Nunca en Creta, Esparta o Tesalia se dio la señal del alalí con mayor armonía de gritos, ni respondieron más alegres las llamadas de las trompas. Juzgádlo cuando lo oigáis... 

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO. William Shakespeare

Acto Cuarto, Escena Primera, Entrada Tercera


Hércules lucha contra Geriones y su perro Ortro yace muerto 
Vaso calcídico  540 a.C.