jueves, 24 de junio de 2010

No es bueno para el perro la dieta del hombre


No hay nada tan reconfortante en la vida canina como comprobar que la comida de tus humanos está en perfectas condiciones, para esto necesariamente hay que ingerirla y ellos no son siempre lo suficientemente avispados como para saberlo, por todo esto, un buen cánido doméstico debe emplearse a fondo con su humano y, pasando por alto todos los parámetros de nuestra educación, sentarnos en posición de firmes frente a ellos en la mesa, y seguir fijamente con la mirada acompañando de un imprescindible movimiento de cabeza el trayecto de los alimentos. Si estas profundas miradas intercaladas de leves respingos y profundos suspiros no dan resultado, estamos en la obligación de hacer al menos, un ladrido de advertencia.




Por algún motivo ajeno a la lógica, nuestros humanos son bastante propensos a, en determinados momentos, adquirir nuevos hábitos alimenticios llamados dietas, ¡levantad vuestras orejas cuando oigáis esta palabra!! Las dietas irremediablemente están ligadas a una pertinaz obsesión por no dejarnos cumplir con nuestras obligaciones caninas. En estos momentos debemos ser fuertes y mirar si cabe con mayor insistencia a sus cuencos, puesto que, aunque veamos que parecen alimentos inofensivos, verdes y en mínimas cantidades, nunca se sabe donde puede estar el peligro para nuestros queridos amigos.

 







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